Lista negra para central nuclear de Garoña . Informe del banco suizo de inversión UBS pone en lista negra a central nuclear de Garoña.

Antes del catastrófico terremoto y posterior tsunami que vivió Japón, la central nuclear de Garoña, abierta en 1971, tenía grandes posibilidades de extender su plazo de cierre al menos hasta el año 2019.

Aún teniendo fecha de cierre para 2013, las opiniones del sector daban por descontado que el PP – o incluso el Gobierno de Zapatero o la Audiencia Nacional – darían el visto bueno para extender la fecha de cese de operaciones.

Pero vino el terremoto en territorio japonés. Todo cambió desde esa fecha y hoy el informe entregado por el banco suizo de inversión UBS pone a Garoña en su lista de centrales amenazadas de cierre.

El informe presentado por el banco suizo de inversión UBS habla sobre el impacto provocado por la catástrofe nipona en el mundo nuclear.

Este mismo se refiere a que debido a las inversiones que se prevén tras la realización de pruebas de resistencia en la central de Garoña, esta debería cerrar.

Sin embargo, desde la planta declaran que si bien, por los años que ha permanecido en funcionamiento la central nuclear está dentro de las más antiguas del mundo, por su inversión y funcionamiento no debería figurar en la lista.

Dentro del informe, que hace notar un panorama bastante gris para la energía atómica, se puede leer:

Esperamos que los estándares de seguridad se endurezcan, que las extensiones de actividades de las centrales se limiten y que algunas plantas sean clausuradas para restaurar la confianza de la opinión pública”.

En otro punto señala: “Los costes de operación de las centrales nucleares serán más altos que sus alternativas”.

Para el banco suizo de inversión UBS al aumentar los costos, la energía nuclear sólo será competitiva en sistemas públicos o semi-públicos y exceptúa que la inversión emane en exclusiva del sector privado.

El informe indica que podrían producirse ceses incluso en países pro-nucleares como Francia, a la vez que señala como los más próximos a parar sus actividades a los 30 reactores más antiguos, entre los que se encuentran los de Garoña y sus gemelos en los EE UU Monticello y Oyster Creek.

Mientras el accidente de Chernóbil, en 1986, alcanzó una repercusión mucho mayor en el ambiente (al menos hasta ahora), podríamos decir que Fukushima está ocasionando un problema de credibilidad que va en aumento”, ya que se produjo en una economía consolidada y aún hoy, después de más de tres semanas del incidente, los ingenieros no han logrado controlar la catástrofe.

Es claro que el sector nuclear español asume que deberá desembolsar mayores recursos para mejorar la refrigeración y el suministro eléctrico ante eventuales accidentes.

Pero en Garoña se presenta además el hecho de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ya impuso, en 2009, una serie de obras necesarias en la central si pretendía funcionar por una década más, (posteriormente algunas medidas no se consideraron ya que el Gobierno estableció su cierre en el año 2013).

Por otra parte, en declaraciones anteriores, el consejero del CSN Antoni Gurguí, con respecto a la central de energía nuclear de Burgos, dijo que al imponérsele determinadas obras, es muy probable que la compañía no las vea justificadas si tiene que cerrar en un año.
Sin embargo, el informe emitido por el banco suizo de inversión UBS, señala que sí espera que China continúe con su gran programa de desarrollo nuclear, ya que la construcción masiva de centrales de energía de este tipo debería bajar los costos de las que se implementen a futuro.