Hidroeléctrica, una energía renovable. La energía hidráulica tiene su origen en el «ciclo del agua», generado por el Sol, al evaporar las aguas de los mares, lagos, etc. El agua precipita en forma de lluvia y nieve sobre la Tierra y vuelve hasta el mar, donde el ciclo se reinicia.

Las centrales hidroeléctricas aprovechan la energía potencial que posee la masa de agua de un cauce natural en virtud de un desnivel, también conocido como salto geodésico. Cuando el agua cae entre dos niveles del cauce, pasa por una turbina hidráulica que trasmite la energía hacia un generador donde se transforma en energía eléctrica.

La utilización de las energías renovables son fuentes de abastecimiento que respetan el medio ambiente. La energía hidroeléctrica es una de las más limpias, aunque esto no quiere decir que sea totalmente inocua, ya que, a la hora de construir los embalses, suponen un impacto importante. El embalse altera gravemente el ecosistema fluvial. Se destruyen hábitats y se modifica el caudal del río.

No obstante, esos efectos negativos sobre el entorno, son infinitamente menores si los comparamos con los impactos ambientales de las energías convencionales. La generación de la energía hidroeléctrica proporciona una alternativa para la quema de los combustibles fósiles, o la energía nuclear.