Álex de la Iglesia ha sido elegido presidente de la Academia de Cine española. Durante su primera comparecencia ha dicho: «El cine español no es un favor, es un negocio».

¿Qué significan estas palabras del director de «El día de la bestia»? ¿Que luchará porque no existan privilegios entre los consagrados y los noveles del cine español? ¿Que trabajará de cara a los que prefieren ver cine en las salas, quizás el público más fiel?
¿Podrá el creador de «Los crímenes de Oxford» y «La comunidad» mejorar la imagen del cine español, vapuleada por público y crítica? ¿Conseguirá que las subvenciones lleguen a todos y no a una minoría? ¿Logrará cambiar la percepción que tenemos muchos de que la la Academia de Cine intenta, al igual que la SGAE, condenará – tarde o temprano – las descargas de películas? ¿Habrá honestidad, transparencia, en un medio al que todos aportamos?

Muchas son las interrogantes, y los retos, que tiene el nuevo presidente de la Academia de Cine de España. ¿Podrá con ellos? Ya lo sabremos.

Por cierto, De la Iglesia deberá rodar el año próximo «La marca amarilla», coproducción española, inglesa y francesa (con Kiefer Sutherland y Hugh Laurie), que contará una historia basada en un cómic.