Cuando sufrimos una ola de calor, es habitual que tengamos ganas de beber agua, sobre todo agua fría. El problema es que igual no es del todo bueno para nuestro organismo. Por ejemplo, una ducha de agua fría sí que tiene tantos beneficios como una de agua caliente, ya que una ducha de agua fría mejora el humor, aumenta la energía, o hace que soportemos mejor los períodos de estrés.

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Pero, ¿y cuando se trata de beber agua fría? En estos casos, existen muchas opiniones. También depende del momento y del lugar, ya que algunos médicos sí que recomiendan beber agua fría después de hacer deporte, ya que regula la temperatura, y no solo eso, sino que además hacemos que nuestro cuerpo trabaje más para calentar ese agua. Además, si tenemos ese instinto, por algo será. También tiene otros beneficios, como que nos ayuda a perder peso. Vamos, que de cara al verano y a nuestra operación bikini particular, beber agua fría puede ayudarnos. Además, hidrata mucho más rápido que el agua tibia, ya que la absorbemos con mayor rapidez. Esta es la razón por la que tenemos el instinto de beber agua fría en verano.

Aún así, debemos tener cuidado, porque esos cambios de temperatura puede que no sean buenos. Es decir, que pueden conllevar problemas de garganta, por ejemplo, y amanecer al día siguiente con poca voz. No solo eso, sino que la gente que tiene predisposición a las migrañas pueden sentir que van apareciendo, cuando beben agua muy fría. Por no mencionar a aquellas personas con sensibilidad dental,que pueden sentir el dolor cuando se trata de agua fría rozando sus dientes.

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Si tomas ciertas precauciones, no tiene por qué ser tan malo. Eso sí, recuerda cuál es el problema real: el problema real es que se debe beber mucha agua al día. No vamos a hablar de los dos litros, pero recuerda que en estos casos, es importante vigilar nuestra orina: cuanto más transparente, mejor, ya que indicará que estamos muy pero que muy bien hidratados.