En ocasiones hay historias que jamás hubiéramos visto en la ficción. Es el caso de Debble Stevens una empleada que decidió donar el riñón a su jefa. Su superiora tenía una enfermedad renal y necesitaba un donante que fuera compatible para seguir adelante con su vida.

Stevens, en un gesto que le honra, no dudó en ir hasta el hospital para donar su órgano a su superiora. A pesar de su buena voluntad, el riñón de Debble Stevens no era compatible con el de su jefa, todo un varapalo que a Stevens le costó doblemente caro.

stevens

Después de la intervención, Debble Stevens tenía que estar unos días en su casa de baja pero esto no sentó nada bien a su jefa y posible receptora del órgano. Al parecer, su superiora le recriminó su comportamiento puesto que «no se puede hacer lo que se quiere en el trabajo y podían pensar que le trataba de manera especial».

Su superiora respondió mandándola a trabajar a un concesionario a 50 kilómetros de su casa en un barrio conflictivo, un trámite que le sirvió para acabar mandándole una carta a su propia casa en la que se informaba de su despido.

¿Y qué opina Debble Stevens de todo esto? Como no podía ser de otro modo, no sólo está abatida sino que sigue sin dar crédito. Eso sí, al menos, asegura que valió la pena puesto que ha podido salvar la vida a un hombre de Missouri. Seguro que pronto encuentra trabajo o, al menos, eso esperamos.