represa

Para desviar el curso natural de los ríos, históricamente el hombre se ha valido de la construcción de represas. Pero desde el siglo pasado, las obras de ingeniería se han vuelto cada vez mayores, hecho que acarrea muchas alteraciones en los ecosistemas.

Con la construcción de una represa, se forma sobre la misma un lago artificial que avanza sobre tierra, en lugar de las aguas fluidas del río. Esta inundación impacta en la fauna terrestre, que es obligada a buscar las zonas cercanas para su supervivencia.

Algunas especies, las de menor porte, mueren en la inundación provocada por la represa. Las especies de mayor tamaño se verán obligadas a adaptarse a su nuevo hábitat y competir con la fauna allí existente. Además, mueren las praderas y bosques cubiertos por aguas, y de esta forma también se pone en juego la calidad de las aguas del embalse.

Lo que define la construcción de una represa es la energía eléctrica que podrá generar, dando lugar obras de enorme magnitud, como Itaipu y Yacyretá en el río Paraná, Salto Grande en el río Uruguay y Assuán en el Nilo. Si bien la energía generada no es contaminante, el daño producido al medio ambiente es muy severo.