Retrato de Rosales por Federico de Madrazo
Hoy estamos en un día de arte clásico, que nunca está de más para conocer un poco el pasado del arte español. Hablaremos de Eduardo Rosales, pintor español del siglo XIX, caracterizado por el purismo, el realismo y el impresionismo.
Rosales nació el 4 de noviembre de 1836, en Madrid. Desde 1849 hasta 1851 estudió Filosofía en el Instituto de San Isidro. Este último año ingresó en la Academia de Bellas Artes, donde tuvo como profesores a, entre otros, José y Federico de Madrazo, Carlos Luis Rivera, Carlos de Haes y Luis Ferrant. A los dos años abandonó su formación en esta academia. En 1854 comenzó a copiar en el Museo del Prado, a Velázquez, Van Dyck, Murillo y, entre otros, a Tiziano. Al año siguiente trabajó en la colección litográfica de la Academia de Bellas Artes en el Tívoli.
En 1856 José de Madrazo le encargó el retrato de García Aznar (Conde de Aragón). A fines de ese año comenzó su colaboración en la obra de Rotondo sobre El Escorial. En 1857 se fue a Italia, pasó por Vitoria, Burdeos, Nimes, Génova, Pisa y Florencia, hasta que llegó en octubre a Roma, donde se instaló.
En 1859 obtuvo una pensión para estudiar pintura en el extranjero, y gracias a esta beca se formó en la Academia Española de Bellas Artes de Roma. En 1862 presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid su obra La nena, que obtuvo mención honorífica ordinaria, y se le prorrogó la pensión por dos años.
En 1864, nuevamente en la Exposición de Bellas Artes, presentó el Testamento de Isabel la Católica (se trata de su primer gran cuadro, el más conocido, el que le llevó un año), El Calabrés (Angelo) y Cabeza de estudio (Pascuccia). Allí, su primera obra fue primera medalla.
El Testamento de Isabel la Católica, 1864
En 1867 acudió a la Exposición Universal de París con su obra Testamento de Isabel la Católica. Luego volvió a Roma, en donde se enteró, debido a un telegrama de sus amigos Martín Rico y Raimundo de Madrazo, que este cuadro había obtenido la primera medalla de oro para extranjeros. Le concedieron la Legión de honor.
En 1868 se casó, por poderes, con su prima Maximina Martínez Blanco; y en 1869 tuvo a su hija Eloísa. Ese mismo año regresó definitivamente a España y puso un estudio en Madrid. Luego, se desanimó en la creación artística, no volvió a pintar cuadros de gran formato, debido a las críticas que recibió de su obra La Muerte de Lucrecia (1871).
En 1872 murió su hija Eloísa; y buscando un mejor clima para su salud, se fue a Murcia con su esposa. Luego volvieron a Madrid, y en octubre nació su segunda hija, Carlota.
Al proclamarse la I República española, le ofrecieron diversos cargos, que no pudo aceptar debido a su mal estado de salud. El 13 de noviembre de 1873 este artista murió de tuberculosis, tenía apenas 36 años.
Se formó durante el Eclecticismo español. Primero fue un pintor realista, y luego su obra evolucionó del academicismo, exhibido en su gran cuadro (Testamento…), hacia el impresionismo, como se puede percibir en sus abundantes estudios, bocetos y acuarelas.
Su evolución como artista se produjo en su viaje por Italia, donde descubrió la importancia de la luz solar y sus efectos sobre la materia, un descubrimiento que aplicó en su último cuadro, Saliendo del Baño.
Su producción artística es, en principio, de temática histórica. Realizó también pinturas del natural, entre ellas Desnudo de Mujer.
Cultivó acuarelas, dibujos y numerosos retratos, como:
- Tobías y el ángel, inacabado, teñido de cierto primitivismo nazareno.
- Pascuccia
- Angelo
- La nena (1862), mención especial en la Exposición Nacional de 1863.
- El testamento de Isabel la Católica, actualmente está expuesta en el Museo del Prado.
- La muerte de Lucrecia, es su segundo gran cuadro histórico, cuya realización le llevó tres años. Presentada a la Exposición de 1871, obtuvo primera medalla.
- Doña Blanca de Navarra
- Desnudo de mujer
- Retrato del violinista Pinelli.
- Retrato de Conchita Serrano, hija del general Serrano (h. 1872).
- Primeros pasos, cuadro donde se puede ver su hija Eloísa.
En 1922 se inauguró, en su honor, una gran estatua -esculpida por Mateo Inurria-, en el Paseo de Eduardo Rosales, en Madrid.
