Estás cansado. Es viernes por la noche y te encuentras solo en casa. Lo último que quieres es ponerte depresivo. Así que decides encargar una pizza y que luego la noche mejore. Y mejora, porque al final, entre que vienen unos amigos, y que veis una película, la cosa mejora. Da igual que seas un hombre o una mujer: la pizza te hace feliz.

Pero, ¿esto por qué pasa? ¿Qué razón de ser tiene? Son muchas las personas que, inconscientemente, saben que la pizza les hace felices. Y eso es algo bueno, porque instintivamente vamos a buscar lo que es bueno para nosotros. Pero ¿por qué ocurre esto? Si sabemos de sobra que luego es uno de los peores alimentos que hay, y que no deberíamos comerlo. 

mujer comiendo pizza

Resulta que la pizza tiene algo beneficioso, aunque más bien para nuestra salud mental y no física. Te damos un avance: es mejor cuando la pizza se hace en casa. Y se ha descubierto mediante un experimento de lo más curioso: Uno en el que una compañía de pizzas congeladas decidía ver cuál era el momento de máxima felicidad cuando probabas una pizza. Entonces, si la pizza te hace feliz, ellos quieren saber cuándo. 

Organizaron un par de fiestas en las que daban la opción a los participantes, de hornear los sabores que más le gustaban. Y cada cinco segundos, se hacía una foto de la cara de las personas, sin que ellos lo supieran, para así captar el momento en el que la pizza les hacía felices. Después, analizaron los resultados, y no pueden ser más que sorprendentes.

pizza-mercadona

El resultado fue que la máxima felicidad venía de la expectación de esperar que se estaba horneando. Esto es algo, además, muy curioso. Más que nada porque nos damos cuenta de que en realidad, la felicidad viene de lo que esperamos, y no de lo que obtenemos. A lo mejor se nos quema la pizza y supone la mayor infelicidad del mundo, no lo sabemos. Pero cuando probamos el alimento, tampoco es que luego sea un momento felices. El caso es que todavía hay muchos datos que atar.

Porque una pizza contiene todas las grasas del mundo para hacernos infelices. Pero aún así, la comemos. Es como si tuviera algo adictivo. Y además, solemos consumirla en el momento más inoportuno, que es la noche, y es cuando más engorda. ¿Por qué hacemos esto? No lo sabemos, pero si no nos hiciera muy felices al comerla, no lo haríamos. Algo debe tener. Seguiremos investigando.