Protocolo de Kioto . Pese a que es evidente que el calentamiento global ya es un hecho, los gobiernos más contaminantes parecen hacer oídos sordos a las exigencias internacionales, con respecto al cuidado del medio ambiente y a la implementación de proyectos eco-sustentables que colaboren con el bienestar del planeta.

Según una reciente investigación, los límites de contaminación continúan siendo superiores a los permitidos, como si nadie contemplara lo establecido en Kioto. Según lo precisó Andrew Steer, responsable del Banco Mundial para el cambio Climático en Carbon Expo: «El protocolo está fallando: este es el camino para que el incremento de temperatura se dispare a unos tres o cuatro grados». Aparentemente, la UE es la única que se ha tomado en serio el recorte de las emisiones de CO2, lo cual, si bien colabora considerablemente con la ecología, no es suficiente.

El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático es un acuerdo internacional cuyo objetivo es trabajar en conjunto por reducir las emisiones de los principales gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global, estos son: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4), óxido nitroso (N2O), Hidrofluorocarbonos (HFC), Perfluorocarbonos (PFC) y Hexafluoruro de azufre (SF6).

En principio se estableció el límite de reducir mínimamente en un 5% dichas emisiones, durante el período de 2008 al 2012, comparándolo con el año 1990. Este porcentaje se establecía a nivel global y cada país, de acuerdo a lo estipulado por el protocolo de Kioto tiene sus propios límites de emisión.

Este acuerdo se encuentra en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), suscrita en 1992 en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro.

La reducción en la emisión de gases trae una disminución del cambio climático, originado por el efecto invernadero. Ya que, según las cifras de la ONU, se predice que la temperatura media de la Tierra aumentará entre 1,4 y 5,8 °C de aquí a 2100, establecer un compromiso entre países para desacelerar este proceso es fundamental para el bienestar de todos los ecosistemas.

Además se establece que los países firmantes abogaran por el desarrollo sostenible, creando nuevas formas de reducir el calentamiento global.

De todas formas, son pocos los países que se han ajustado al protocolo, y aunque el trabajo de uno puede hacer una diferencia, si existiera una mayor cooperación, las expectativas con respecto al futuro del planeta serían más esperanzadoras.