Muchas han sido las profecías que señalaban el fin del mundo en el calendario. Sin embargo, ninguna de ellas se ha cumplido aún. ¿Cuál será la definitiva? El metano tiene grandes posibilidades.

Las opciones son tan variadas como la imaginación de cada persona y, todas ellas, relacionadas. Al fin y al cabo, la Tierra no es eterna y el ser humano tampoco. De nada te servirá la tarjeta cuando ya no estés.

apocalyptic-1

El metano, el nuevo miedo del fin del mundo

El metano es cada vez una teoría más conocida. El fondo marino está repleto de este compuesto gaseoso, con el peligro que ello supone. De hecho, una de las teorías del Triángulo de las Bermudas se basa en esta circunstancia. La idea del fin del mundo basada en el metano parte de la concentración del mismo y su posibilidad de explosión, generando una reacción en cadena que acabaría con la faz de la Tierra. No obstante, la vida no se acabará sin más.

Una de las principales teorías relacionadas y derivadas es el conocido meteorito. Al igual que los dinosaurios, ¿por qué no desaparecer como ellos? En ese caso, el ser humano tendría limitada su actuación y acabaría sus días por el impacto o la falta de luz natural. Su dominio de las estrellas no es tan extenso como para provocar una catástrofe hacia sí mismo. Ni para evitarla. Tal vez desviarlo sería una opción viable.

Desde el sol se tienen dos vertientes: el Sol puede tragarse la Tierra en su recorrido o sencillamente apagarse para siempre. Por un lado, con el movimiento de traslación la Tierra gira alrededor del Sol, haciéndonos disfrutar de su presencia. No obstante, cada vez pasa más cerca de éste y el peligro se acerca cada día. Por otro, el Sol es una estrella y, como tal, se acabará apagando en el firmamento. Una buena idea ante este dato sería buscar otra estrella cerca pues, tal y como estamos, no sobreviviríamos sin una.

Un clásico de las películas apocalípticas y otro resultado posible de los dos anteriores fenómenos junto a la Luna. Un Tsunami de dimensiones gigantescas lo arrasaría todo a su paso. Ya ha habido ejemplos muchos más pequeños y con resultados aterradores. No habría dique que lo parara, al menos, con la tecnología actual. Sería bueno ir pensando en unos modelos más avanzados.

Los Mayas no especificaron cómo se terminaría el mundo tal y como lo conocemos. Además, las interpretaciones de sus fechas no parecen acertar. Así que, viendo el porvenir, ¿por qué no disfrutar de lo que quede y ya se verá?