Una leyenda nos cuenta que, en los dÃas del Diluvio, cuando Noé construyó su arca y embarcó en ella una pareja de todos los animales que entonces se conocÃan, no pudo incluÃr ningún gato porque aún no existÃan en aquellos tiempos remotos.
Luego, cuando empezó a llover y el arca a navegar, las ratas y ratones comenzaron a mostrarse «activos» en su interior, hasta tal punto que las provisiones fueron disminuyendo de un modo alarmante. Entonces Noé, preocupado, se dirigió al león, el rey de los animales, y le preguntó qué se podÃa hacer.
El león reflexionó, se rascó la cabeza y estornudó, saliendo entonces de sus narices una serie de leoncitos en miniatura. Eran los primeros gatos. Estos en seguida se pusieron a cazar, y los roedores fueron disminuyendo tan de prisa que los supervivientes, aterrorizados, se escondieron en sus agujeros y desde entonces siempre han permanecido en ellos.