Si tienes un gato, normalmente parecerá un Señor Gato en toda regla: no te hace caso, viene a ti cuando él quiere, y se te pega a las piernas cuando estás trabajando. Pero un día llegas, y más que un gato, parece una rata mojada: ojos llorosos y la nariz moqueando. No te podemos decir nada del ánimo, porque normalmente ya pasa de ti, así que tendrás que ver el resto de los síntomas. Y ahí te preguntas: ¿para eso es mejor tener gatos?
Si tienes otras mascotas, no te preocupes, porque esta enfermedad no afecta a los perros, así que no suelen contagiarse. Sí, un problema menos, porque nadie quiere ver a un perro mocoso y llorón. 
Pero si has llegado hasta aquí preguntándote cómo curar la gripe felina… Lo siento, amigo, no existen curas, lo mismo que pasa con las personas. Suele pasarse de forma natural en una semana o poco más. Pero como nos ocurre a nosotros, también hay maneras de aliviar los síntomas.
Por ejemplo, tienes que intentar que coma, porque es habitual que dejen de comer. Si no quiere, intenta tentarlo con el olor, o acercarle la comida al hocico. Si esto no funciona, también puedes calentar un poco la comida para que esté tibia. O si no, prueba a darle su alimento preferido.
Aunque sea un poco desagradable, quítale los mocos con un pañuelo. Sí, esto no estaba en el contrato cuando compraste a tu mascota, pero es igual que en un matrimonio: en la salud y en la enfermedad. Así que es lo que te toca ahora. Puedes probar las toallitas de bebés, que tienen algunos calmantes naturales para las irritaciones. O pañuelos con aloe vera.
Y por último, un consejo: no sólo para esto, sino también para todo lo demás, deberías tener en tu botiquín solución salina. Porque prácticamente sirve para todo. En este caso, puedes intentar descongestionarle, o si le molesta en los ojos, también puedes ayudarle a aliviar esos síntomas. Pero atento, si ves que los síntomas no pasan tras 10 días, y parece mucho más enfermo que una simple gripe, ve al veterinario, que nunca está de más. Lo importante es que nuestro gato vuelva a ser el de siempre: un ser maligno y pasota que solo nos utiliza para calentarse.
