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La homosexualidad ha estado presente a lo largo de la historia. Sin embargo, no se exploró en profundidad hasta la década de los 90. De hecho, el primer libro que trata el asunto en exclusiva, desde un punto de vista histórico, no se publicó hasta 1978, “Homosexualidad griega” de K. J. Dover. La obra despertó la ira de los griegos modernos. Ha generado demasiada controversia. Y mucha censura.

 

Los estudios han demostrado que la homosexualidad era una práctica común que se realizaba de manera abierta; en algunos casos con el beneplácito de los hombres que estaban en el poder.

 

En cuanto a la civilización griega no había diferencias entre el deseo y el comportamiento sexual por el sexo biológico, sino por cuánto se adaptaba a las reglas sociales. Teniendo en cuenta la visión de los griegos, cualquier actividad sexual en la que un hombre penetrara a alguien que fuera socialmente inferior formaba parte de la normalidad. Mujeres, jóvenes, extranjeros, prostitutas y esclavos eran considerados socialmente inferiores. Asimismo, ser penetrado, por alguien que fuera socialmente inferior, resultaba un hecho vergonzoso.

 

Los griegos practicaban la pederastia. Se trataba de una manera de introducir a los púberes al mundo adulto; mientras que a las relaciones entre dos hombres adultos del mismo estatus social se les colocaba la etiqueta de negativo, y provocaba cierta homofobia entre algunos ciudadanos. Un mentor asumía la formación militar, académica y sexual de un adolescente hasta que alcanzaba la madurez.

 

Sobre la homosexualidad femenina no hay demasiadas referencia históricas. Pero sí fue muy famoso el caso de Safo, una poetisa de la isla de Lesbos. Escribió una extensa colección de poemas de amor dirigidos a mujeres. Como resultado su tierra y ella misma se han asociado al lesbianismo, hasta el punto de convertirse en un símbolo.

 

Si bien en Grecia la línea roja la marcaba la diferencia de edad entre los amantes, en Roma la prioridad era diferenciar quién ejercía el papel de activo y pasivo, social y sexualmente.

 

En Roma, la actitud que existía respecto a la homosexualidad, fue evolucionando con el paso del tiempo. Desde una fuerte condena hasta la aceptación. Lo corroboran los poemas y las obras literarias de la época.

 

A comienzos de la República romana, las relaciones sexuales entre hombres libres estaba prohibida. La pederastia se consideraba una práctica griega degenerada. Aunque sí se podía practicar con esclavos por parte del dueño, siempre que éste ejerciese un papel activo.

 

Cuando se instauró el Imperio romano, las costumbres griegas fueron teniendo mayor aceptación. La pederastia y el uso de esclavos pasaron a ser una forma de satisfacción sexual. La homosexualidad era tan común que hasta el emperador Nerón se casó con hombres. Porque el matrimonio en la sociedad romana era una situación privada.

 

Con la llegada del cristianismo volvió a implantarse la censura y la homosexualidad dejo de ser aceptada. Hasta la actualidad.