A mediados del siglo pasado comenzó un fenómeno conocido como éxodo rural, en el que la gente abandonaba los pueblos y se iba a vivir a las grandes ciudades en busca de mejores oportunidades para trabajar y para criar a sus hijos. Esto ha provocado que a día de hoy muchos pueblos hayan caído en un abandono total o estén a punto de hacerlo. Pero en toda Europa tenemos ejemplos de pueblos que no están dispuestos a caer en el olvido. Se trata de pueblos que necesitan gente para vivir y trabajar.

En España ya hemos visto algunas iniciativas de este tipo, pero no pasa sólo aquí. En Italia hay un pequeño pueblo que está ofreciendo 2.000 euros a aquellas personas que quieran trasladarse a vivir allí.

pueblos que necesitan gente para vivir y trabajar

Se trata de Bormida, una localidad situada en la región de Liguria, en el noroeste del país. Este pueblo de montaña se ha unido a la lista de pueblos que necesitan gente para vivir y trabajar, ya que su población actual es de apenas 400 personas y la mayoría de sus habitantes están ya en la tercera edad.

El alcalde de la localidad ha señalado que todavía no tienen totalmente definido el plan de repoblación, pero que cualquier persona que quiera hacer de Bormida su hogar será bienvenida.

Lo que se ofrece es un estilo de vida sencillo y natural. Los interesados pueden dedicarse a la agricultura o a la ganadería, aunque también hay muchas tareas pendientes de realizar en el pueblo. Tal y como señala el propio alcalde, lo que prometen es una vida tranquila y libre de estrés.

Lo que parece claro es que aquellas personas que se trasladen a vivir a Bormida podrían recibir hasta 2.000 euros a modo de ayuda para ayudarles a instalarse. Además, otro de los puntos fuertes de la localidad es que allí el nivel de vida es muy barato. Alquilar una casa pequeña puede tener un coste de unos 50 € al mes, mientras que el alquiler de una casa grande sale por unos 120 € al mes.

Con unos precios de alquiler tan bajos, la posibilidad de recibir una ayuda económica nada más llegar, la perspectiva de poder desarrollar un trabajo en la naturaleza y además vivir en un lugar libre de estrés, no sería de extrañar que sean bastantes las personas que se planteen dejar su vida actual y abandonar la ciudad para trasladarse a vivir al campo, haciendo el camino inverso al que realizaron sus antepasados hace casi un siglo.

Bormida es un ejemplo más de pueblo que no quiere caer en el olvido y que está buscando alternativas para resultar atractivo para las generaciones más jóvenes. Habrá que esperar unos años para ver si este proyecto ha tenido éxito.