Cuando nos referimos al hombre monógamo como ser humano, englobamos a las mujeres en el proceso. Así, la monogamia es un comportamiento social tomado por ambos sexos, aunque no en la misma medida.

Por regla general, la sociedad juzga menos a los hombres que a las mujeres por no ser monógamos. Sin embargo, hoy día, tener una pareja es un concepto desfasado que muchos ya no aprueban. ¿No se puede ser feliz con más de una persona al mismo tiempo? Veámoslo.

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La poligamia es una alternativa

Una de las ventajas de tener varias parejas o, simplemente, personas con derechos, es la atención que recibiremos. Cuando una de ellas esté ocupada, acudiremos a la otra en busca de atención o cariño. Y, como estamos pensando, también por el sexo. No es necesario ser monógamo y tener sexo sólo con una persona. Tampoco estar en una relación para tener y, mucho menos, caer en el engaño y traicionar una confianza. Podemos hacerlo mucho más fácil que todo eso.

Está inventado: las parejas abiertas. Este tipo de parejas poseen un menor grado de frustración y disputa. ¿Cómo es eso? Porque su nivel de diálogo y comprensión es mayor que la media de la monogamia. Tenemos que tener en cuenta que se trata de relaciones consentidas, por lo que el paso previo es, con total seguridad, hablarlo. En este punto es donde entra en juego un factor vital en un encuentro de dos personas; los celos.

Si nos planteamos dejar la monogamia pero, por otro lado, somos celosos, no tenemos nada que hacer. Esa decisión no tendrá futuro y culparemos de ello al sistema, a la sociedad o a la primera persona que se cruce en nuestro camino. En cambio, no hay más culpable que la inseguridad y, si no controlamos nuestros miedos, la libertad de compartir la vida y la cama con quien queramos es sólo una ilusión. Mejor dicho, una pesadilla.

Así que sí se puede dejar de ser monógamo, por supuesto, considerando los matices. Debemos estar dispuestos a dejar que los demás estén en nuestra misma situación. A ello, sumaremos la atención que cada persona nos requiera, porque estaríamos en una “relación” múltiple. No olvidemos ese punto. Por lo demás, cada relación es diferente y corren de nuestra cuenta los riesgos que haya en cada una.

Por eso, precaución, amigo polígamo. No vayamos a perder la salud después de perder la cabeza. Tampoco es que te vaya a dar un ataque al corazón. Partamos de que la sociedad la hacemos nosotros y de que, tarde o temprano, a nadie le importa con quién te levantas. Por eso el ser humano ha descubierto su lado polígamo, porque ya no hay que permanecer en la cueva a la espera de la caza o la recolección. Ahora podemos organizarnos el tiempo y ser felices igualmente.