El rápido crecimiento de la población y los procesos de urbanización e industrialización ha provocado que la cantidad de residuos generados vaya en continúo aumento.

El cambio no sólo se manifiesta en la cantidad de residuos sino también en la composición de los mismos (plástico, papel, metales y materiales peligrosos, entre otros), de manera tal que no se resuelve simplemente con su descomposición sino que demanda procedimientos de tratamiento y disposición específicos y cuya ausencia produce la acumulación de residuos que se convierte en una amenaza para la salud de los ciudadanos.

Entre las principales causas de la mayor producción de residuos, se encuentran:

  • Desequilibrio del ecosistema
  • Población humana: crecimiento y mala distribución
  • Mayor nivel de consumo
  • Aumento de lo que cada uno desecha
  • Importancia del sector envase
  • Espacio limitado

Entendemos así, que un proceso de gestión de Residuos debe estar orientado a minimizar primeramente los mismos; en segundo lugar reutilizar aquellos productos que puedan ser usados para el mismo fin para el que fueron creados y por último, reciclar, es decir transformar los residuos dentro de un proceso de producción, para su fin inicial o para otros fines. Si no posible su tratamiento o reciclaje, los residuos deben ser dispuestos en lugares adecuados y seguros.

Realizar una correcta gestión de los residuos, tanto urbanos como industriales, constituye un importante desafío para las autoridades hoy en día ya que sabemos que una gran parte de la basura que no es recogida ni procesada es quemada, enterrada o se deja en basureros clandestinos, contaminando a través de sus lixiviados y creando focos de infección.