Lejos quedan ya los tiempos en donde solamente habÃa una opción en el mercado, que era el cambio manual y, sólo para clases mucho más pudientes estaba reservado el cambio automático.
Esto hizo surgir la leyenda de que «a quien le gusta conducir le gustan los cambios manuales», algo totalmente falso. Si asà fuera, los que más saben de conducir los elegirÃan sin dudar, y no sólo por mi experiencia personal y gustos es que no es asÃ, sino que, además, los cambios informatizados (o automatizados, como queramos llamarlos, aunque es más correcto el primer término), hace ya tiempo que han desbancado a los manuales en las competiciones más duras y punteras del mundo, llámense rallies, o en la misma Fórmula 1.
No me imagino a algún piloto de esta Ãndole cambiar de manera «manual», y dudo mucho que ellos quisieran hacerlo, por mucho que les guste (y les gusta) conducir.
El único atractivo de los cambios manuales es su economÃa de adquisición (no de mantenimiento, eso es otro cantar), y es por ello, además de su, relativamente, facilidad de construcción (los cambios manuales evolucionan antes) el que sean muy populares en algunos coches europeos.
En otros continentes, como Estados Unidos, hace tiempo que han dejado de ser de su preferencia.
Los cambios robotizados están entre la comodidad de una caja de cambios totalmente automática, y la usabilidad de una caja de cambios manual, aunque, realmente, están mas cerca de la primera que de la segunda.
Es, sin duda, un gran avance en tecnologÃa del automóvil, no sólo por comodidad, sino por rapidez de respuesta y por economÃa de movimientos y, muchas veces, de combustible.
Una caja de cambios robotizada cuidará siempre más la mecánica de lo que lo podrá hacer el mejor conductor, y no es raro que, una vez la han probado, la mayorÃa de los conductores renieguen para siempre de los cambios manuales.
En esta serie de artÃculos vamos a explicar de forma lo más sencilla posible algunas de las cajas de cambios robotizadas que podemos encontrar en el mercado, espero que os resulte interesante y ameno y que descubráis, si no lo habéis hecho ya, el placer de conducir teniendo un «robot» haciéndolo contigo.
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