palencia2.jpgNació en 1894 en Barrax, un pequeño pueblo de la provincia de Albacete (España). A los 15 años de edad se fue a Madrid, donde se mantuvo al margen de la formación académica y oficial, porque nada tenía que ver con su manera de entender el arte. Aunque sí acudía con asiduidad al Museo del Prado para contemplar las obras de los grandes maestros de la pintura española: El Greco, Velázquez, Zurbarán, Goya, entre otros.

Conoció a numerosos artistas de la vanguardia española del momento, como Dalí, Alberti o el poeta Juan Ramón Jiménez, con quien colaboró en más de una ocasión -por ejemplo, en la publicación del libro «Niños»-.

Hizo su aparición como artista en el año 1925, al formar parte de un grupo que participó en la Exposición de la Sociedad de Artistas ibéricos en el Palacio del Retiro de Madrid (uno de los acontecimientos más importantes para el arte español en la primera mitad del siglo XX). En esta muestra tuvo un gran éxito y fue bien recibido por la crítica, y se consolidó como artista fundamental de la vanguardia del momento.

En sus inicios tuvo contactos con el surrealismo y otras tendencias vanguardistas, y logró evolucionar hacia un realismo austero, combinado con una paleta colorista, que hace recordar al fauvismo. Durante estos años realizó bodegones y naturalezas muertas, con pequeñas muestras cubistas. Esta tendencia hacia la geometrización se combinó con el nuevo realismo y se conoció como «retorno al orden». Pero de a poco su obra llegó a la cuadro-benjamin-palencia03.jpgmadurez, comenzando a dedicarse a hacer paisajes castellanos.

Fue fundador, junto al escultor Alberto Sánchez y a varios jóvenes artistas y escritores, de la «Escuela de Vallecas» en la cual realizó una magnífica síntesis entre tradición y vanguardia. De este modo, Palencia se convirtió en uno de los artífices del resurgimiento del paisaje castellano.

Durante la Guerra Civil permaneció en Madrid, y a partir de ese momento se dedicó a trabajar en la pintura de paisaje, reiniciando una segunda «Escuela de Vallecas» (1942). Poco a poco su pintura se volvió más intensa y potente, las formas adquirieron un mayor volumen y aumentó la preocupación por los aspectos lumínicos.

Durante esta segunda gran etapa de su vida, llevó a cabo numerosas exposiciones encuadro-benjamin-palencia-2.jpg España y en el extranjero. En 1974 ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y, unos años después, formó parte de la de San Jorge de Barcelona.
Recibió estos premios: la mención de honor del Salón de Otoño (1916), el Gran Premio de la Bienal Hispanoamericana, de Madrid (1951) y la medalla de oro al mérito de las Bellas Artes (1978).

Entre sus obras cabe destacar: «Toledo», «Pueblo ibérico», «Horcajo Medianera», «Muleros» y «La montaña azul». Murió un 16 de enero de 1980, con 85 años de edad, cuando recién se inauguraba la que fue su última exposición en la Galería Biosca de Madrid.