La semana que viene se estrena la secuela de un exitoso film de mediados de los 90 en España. Se trata de la segunda parte de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. Solo quiero caminar sigue la estela de acción y crimen de su predecesora, un auténtico thriller con las limitaciones de una producción hispana de estas características. Con colaboración mejicana que siempre aporta ese toque tan característico que tiene el cine del país centroamericano.

Victoria Abril recupera así el personaje de la primera película, Gloria. Para refrescar la memoria se trataba de una mujer española afincada en México que es deportada a España tras presenciar el asesinato de dos policías. En esta nueva entrega, Gloria se une a Paloma (Pilar López de Ayala), Aurora (Ariadna Gil) y Ana (Elena Anaya). Juntas planean un golpe a una organización traficante de drogas, un plan arriesgado y para el que se tendrán que enfrentar a al jefe de la banda (Jose Mª Yazpik) y a su mano derecha (Diego Luna).

El que fuera director de la famosa producción española más cara de la historia de nuestro cine, Alatriste, es el encargado de esta nueva cinta de acción y violencia. Agustín Díaz Yanes, que ya fue el director de la primera parte, no puede quejarse en cuanto a confianza de sus productores, ya que siempre ha contado con generosos presupuestos y estrellas del panorama español e internacional, cosa no muy habitual en nuestro país.

La verdad es que resulta difícil esperar que esta película este a la altura de la primera. Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto ganó nada menos que 7 Goyas y dos premios importantes en el Festival de San Sebastián de aquel año. Aun así yo creo que merecerá la pena arriesgarse a verla.