Quizás una de las peores sensaciones del mundo es este desagradable momento en el cual necesitar hacer tus necesidades fisiológicas – sí o sí, ya no hay vuelta atrás – en un cuarto de baño ajeno. El cuarto de baño de tu casa, por más simple, cutre y de alquiler que sea, es tuyo. El váter tiene la forma de tu culo, sabes cómo arreglar la cisterna cuando falla y cuentas con algunos planes de emergencia en el caso de que el papel higiénico acabe. Aprendiste a camuflar los ruidos y siempre tienes un Glade bajo la manga.
Sin embargo, tener que liberarse en un cuarto de baño desconocido, puede ser la experiencia más traumática de tu vida, sobre todo si afrontas algunas chapuzas, propietarios poco preocupados con limpieza y obras maestras de ingeniería que superan los límites de la realidad.
Siempre que me dirijo a un cuarto de baño de un bar, me acuerdo de la inolvidable escena de la película Trainspotting y rezo para que, al menos, encuentre a Edward McGregor.
He pasado por situaciones parecidas en pisos de ex-futuros novios y algunos bares, pero ninguna se iguala al cuarto de baño del “Nueva Visión”, un bar con mucha solera en plena Malasaña: entre que no hay luz ni cierre en la puerta, hay un único baño para los más de 100 borrachos sudorosos, hombres o mujeres, y las tuberías por donde escurre tu pis terminan en tu pie, piensas dos veces antes de pedir tú segundo mini de cerveza.
Esta no es una foto del cuarto de baño al cual me refiero, pero podría perfectamente serlo. Es una pena que no haya imágenes que ilustren el resultado de tan curiosa estructura hidráulica.
Experiencias propias aparte, te dejo con una galería de aberraciones de cuartos de baño, nacionales e internacionales, que no tienen el menor sentido. No apto para personas estreñidas.
