La vida es bella es una de las películas más recordada de la década de los 90. La historia se centra en un judío superviviente del holocausto nazi, aunque se presenta de una manera muy personal, interpretada, escrita y dirigida por el italiano Roberto Benigni. Su impacto fue tal que se llevó tres premios Oscar: mejor película extranjera, mejor actor y mejor banda sonora.

Aunque Benigni fue el gran vencedor en aquella ceremonia, uno de los personajes que pasó a instalarse en nuestra memoria para siempre fue Josué (o Giosué, en italiano). Se trata del personaje que es hijo de Guido (Roberto Benigni), enviado con él a un campo de concentración. Allí se desarrolla una relación muy especial y conmovedora que nos transporta a la década de los 40 y la barbarie nazi.

Giorgio Cantarini es el actor que interpretó de manera exquisita el papel de aquel niño tan cautivador. Supo representar como nadie en la historia del cine las vivencias de un niño durante el holocausto nazi. La sensibilidad y el talento que hay que tener para transmitir esos sentimientos a una edad tan temprana son dignas de admirar. Después del éxito en el film italiano dio un salto a una producción internacional, concretamente Gladiator, donde daba vida al hijo de Russell Crowe (Una mente maravillosa, Cinderella Man).

Poco después, en 2001, participó en En el amor y en la guerra de John Kent Harrison, y no fue hasta 2007 que lo volvimos a ver en la gran pantalla, esta vez en una producción italiana de Palo Bianchini. Dos años antes había vuelto a los focos con su aparición en la versión italiana del canal Rai Uno de Dancing with the star (Ballando con le stelle en italiano). Eso lo devolvió a la fama e hizo recordar a la audiencia transalpina aquel niño que robó sus corazones ocho años atrás.

cantarini

Si bien ha continuado apareciendo en diferentes producciones, tanto para cine como para televisión o Internet, ninguna de esas obras ha tenido la repercusión de La vida es bella. Sin duda, ese tipo de películas solo surgen una vez en muchos años, y de hecho el cine italiano no ha vuelto a darnos un film de tanta sensibilidad e impacto social.

Lo más curioso es que en la actualidad poca gente reconocería a este actor. Ya es un joven hecho y derecho y su estética difiere mucho de la de aquel niñito que nos robó el corazón. A sus 24 años de edad, Cantarini vive a caballo entre Florencia y Los Ángeles. Aunque no se espera que vuelva a interpretar un papel tan importante como La vida es bella, Giorgio -o Josué, como lo conocimos- siempre ocupará un lugar de privilegio en nuestros corazones.