Limpiarnos los oídos es algo básico que nos han enseñado desde siempre. Sabemos que no hay que hacerlo con cierta asiduidad, pero sí que es necesario hacerlo. Aún así, hay teorías que piensan que no deberías volver a usarlos nunca. ¿Quieres saber por qué?

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Porque realmente la cera del oído no es mala. Tiene muchas utilidades. La primera de ellas es que impide que entren en nuestro conducto cosas peligrosas que hay a nuestro alrededor, como arañas y otros insectos. Lo cierto es que esto es una razón de peso, pero no es la única razón que hay para no limpiarnos las orejas.

Otra de las razones es que la cera del oído ayuda a atrapar algunos elementos que podrían hacernos daño, tales como pelo, polvo, o piel muerta que nuestro cuerpo suele echar. Es decir, la cera del oído sirve como una especie de atrapamoscas, para que todo eso no nos entre por el conducto auditivo.

Además, hay que saber que con los bastoncillos no estamos realmente limpiando nuestros oídos, o al menos no por completo, porque lo que solemos hacer es empujar la cera hasta el tímpano. Evidentemente, algo sí que limpiamos, pero no lo dejamos como una patena. Por supuesto, hay otros métodos para  limpiar los oídos que son mucho más efectivos, como por ejemplo, los sprays.

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Está en tu mano decidido si limpiarte los oídos de la misma forma o no limpiártelos. Es una conducta que cuesta cambiar, así que lo mejor es que depende de las necesidades de cada uno. Habrá personas que no necesiten limpiárselo demasiado, y otras que preferirán seguir limpiándoselos como hasta ahora.