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Los áscaris, los toxocara y los ancilostomas son dos de las endoparásitos más comunes en las mascotas, especialmente en perros y gatos. Hay que conocer las vías y ciclos de contagio para poder combatirlos mejor.

Los áscaris se desarrollan dentro del intestino delgado de los perros y los gatos. Al reproducirse, los huevos emergen a la superficie mediante las heces. La injerencia de estas heces por parte de otro animal puede posibilitar el contagio, aunque el hecho de que los parásitos vivan mucho tiempo puede hacer que sean trasportados por el viento e incluso por otros animales.

En el caso de los toxocara se da de la misma manera, pero el ciclo que realizan es diferente, pues entran al aparato digestivo del animal infectado, hace eclosión dentro y libera una larva que se desplaza al hígado y los pulmones. Puede llegar hasta la tráquea, desde donde vuelve hacia el estómago, para terminar de nuevo en el intestino y hacerse adulto allí.

Los toxocara son aún más peligrosos pues pueden contagiar al feto en el caso de las hembras, si éstas se encuentran en etapa de gestación, pero también a los lactantes. De hecho, la madre puede volver a ser infectada al estar en contacto con las heces del cachorro.

Los ancilostomas, por su parte, se transmiten por medio de los huevos que el animal libera en las heces. Hace eclosión la larva ya en el suelo, y desde allí solita puede meterse dentro de la piel del animal. Migra por diferentes órganos y se hace adulta en el intestino.