Los niños tienen una imaginación desbordante, sobre todo a la hora de inventar una palabra nueva. Y nadie le hubiera dicho a Matteo, un niño de 8 años, que haría historia de la lengua italiana. Resulta que Matteo, que va a la Escuela Elementari Marchesi di Copparo, en enero hizo un examen sobre los adjetivos. Tenía que describir una flor, y el niño pensó que lo más acertado sería «petaloso», como «algo que tiene muchos pétalos».
Su maestra, Marguerita (irónico nombre para la situación), tuvo que tachar esa respuesta, ya que no existía. Pero algo dentro de ella hizo «tic», y se enamoró de esa palabra, pensando que en cualquier caso, Matteo había dado con una buena definición. Y es que con solo pronunciarla, sabes a qué se refiere, y con «petaloso», pasa casi lo mismo.
Entonces, la maestra, junto a Matteo, pusieron en marcha una nueva aventura, y fueron a preguntar al equivalente de nuestra Real Academia Española en Italia, que es la Accademia della Crusca. Y un día, llegó la respuesta: «Querido Mateo: la palabra que has inventado está bien formada y podría ser utilizada como son utilizadas otras palabras formadas del mismo modo. ¿Algunos ejemplos? Pelos (pelo+oso) o coraggioso (Coraggio+oso). Tu palabra es bonita y clara. No es suficiente con que la palabra no sea conocida y usada solo por la persona que la ha inventado, sino que debe ser usada por muchas personas y muchas personas la deben entender. Si logras difundir tu palabra y muchas personas en Italia comienzan a escribir “com’e petaloso questo fiore” o, como tu dices, “le marguerite sono fiori petalosi”, entonces “petaloso” se convertirá en una palabra más del italiano, porque los italianos la conocen y la usan.»
Entonces, ya saben por dónde va la historia. Las redes sociales italianas se están llenando de tuits, posts y otros mensajes de difusión, para que el uso de la palabra «petaloso» se extienda. ¿Conseguirán incluirla en el diccionario?