La gente no cree que si te encuentras de la naturaleza algo salvaje, se pueda domesticar. Pero a veces, es la propia naturaleza la que elige estar de parte del hombre. Es lo que le pasó a un hombre, que vivía cerca de Yellowstone, el Parque Nacional más famosos de Estados Unidos, cuando se encontró en su jardín a un ciervo herido.

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Empecemos por el principio: el Parque de Yellowstone vio cómo nacieron dos nuevos ciervos hace un par de años. Sin embargo, uno de ellos fue abandonado a su suerte, porque la naturaleza es así de cruel. La pata del cervatillo estaba mal, y su familia no pudo esperarlo, así que parecía que iba a tener un trágico final. 

No fue así, porque un vecino que vivía cerca de Yellowstone se encontró a ese cervatillo en su jardín. Ese hombre, no estaba a favor de adoptar animales salvajes, porque pensaba que la naturaleza debía seguir su curso. Sin embargo, decidió hacer una excepción esa vez, viendo que el ciervo no tendría muchas posibilidades de salir adelante.

Lo alimentó con un biberón, y le empezó a curar esa pata que tenía mal desde su nacimiento. Fue un trabajo arduo, pero finalmente lo consiguió. De hecho, hasta su mascota, un boyero de Berna, le cogió cariño, y le ayudó a cuidar al pequeño ciervo, hasta que éste consiguió caminar correctamente. Entonces, el hombre decidió liberarlo. El problema es que como adoptó de nacimiento al cervatillo, éste siempre terminaba volviendo a su jardín.

Pero a veces, uno no puede evitar la llamada a la naturaleza, y su sorpresa fue mayúscula cuando la madre cierva volvió, y por fin pudieron estar juntos. Es una historia preciosa, porque parece un final alternativo a una historia de Bambi, ¿verdad?