Hay muchos mitos acerca de aparatos, que existieron hace tiempo, y que fueron todo un icono de una época. Por ejemplo, hoy vamos hablar del cinturón de castidad. Porque hay muchos debates acerca de este instrumento, y hay muchas teorías respecto a su veracidad.

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De hecho, lo que se pone en evidencia las dos nuevos tiempos, es la lógica de su existencia. Sí que podemos entender, la duda que tiene un caballero, que se marcha a la guerra, preocupado por su mujer. Es entonces, cuando aparece el cinturón de castidad, como un instrumento que asegura que su mujer se mantenga intacta y pura, hasta que el vuelva de batalla. Claro está, aquí comienzan los problemas. Y es que los cinturones, suelen ser instrumentos bastante gruesos, que pueden llegar hacer mucho daño, y provocar heridas, y después de esto, infecciones.

Sí, vemos que la lógica del instrumento está bastante pensada: hay agujeros estratégicos, para que la mujer pueda orinar, o defecar, pero en otras ocasiones, no existen tales agujeros. Además, de ser incómodo, también puede llegar a ser un instrumento de tortura, por el hecho de que puede provocar heridas vaginales, y por tanto infectarse después.

Además, la literatura no respalda la existencia de estos instrumentos. Si fuera algo bastante generalizado, algunas sátiras, novelas, o cualquier tipo de obras literarias, se habrían hecho eco de esto, como de otros tantos inventos que sí que existieron. Sin embargo, no hay ni rastro de ello.

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Por supuesto, sabemos que alguien lo inventó, y eso existe verdaderamente. Lo que no sabemos,  es si de verdad su uso es generalizado, como nos han dado a entender. Porque, aunque existen varios cinturones de castidad, que han llegado los dos días, no hay ninguna fuente que corrobore, que esto va más allá de una práctica sexual extraña, o por parte de algún sádico que sentí aun gusto extraño por esto.